El
último bohemio
Miguel prefiere dormir en
las tardes, así puede imaginar a Azucena.. Nunca la ve, nunca le escribe y él
siempre está con ella. Últimamente, su almuerzo es recordar su voz. Eso, le
permite estar en forma y lucir atractivo, por si se le presenta una oportunidad
para compartir con Azucena. Miguel recuerda que la última vez que vio a Azucena
fue cuando leyeron el arte de ser feliz
y, hablaron sobre la importancia de
estar vivos, de embriagarse con el espíritu y la inteligencia, por encima del dinero
Pasó una semana de ese
primer encuentro. A las 6 pm del viernes siguiente, Azucena y Miguel, se reúnen
en casa de Miguel. Luego de un concierto de la orquesta sinfónica con motivo de
Halloween. En medio de un clima avasallado por los truenos y una pronunciada
lluvia, llegan a casa de Miguel. Él va a
su estudio –ubicado en el piso de arriba de su casa- para poner música.
¿Sabes qué banda es?
Suena a Pink Floyd – dice Azucena
Tienes
buen oído musical
Y, ¿qué canción suena? –
pregunta Miguel
Todavía no logro
descifrarla.
Si!. Con este frío el café
me cae como anillo al dedo
Por cierto,
-Azucena, abre su bolso-. Mira, este libro de Schopenhauer lo traje de mi
último viaje a Colombia.
Genial…
déjame ver… -Miguel lee el título-
Aforismos sobre el arte de ser feliz.
¿Tú
eres feliz?, - le pregunta Miguel.
Pues…
fui en las vacaciones a la playa con Carolina . Al ver el azul del mar y su
imponente corriente, me sentí feliz, ¿y, tu?.
Ahora
que lo pienso, yo tenía mucho tiempo sin hablar con alguien sobre las cosas que
me agradan. Supongo que, hablar contigo sobre esto es ya, algo felicidad.